Último gran exponente del escepticismo antiguo, Sexto Empírico sistematizó la duda filosófica. Veamos su crítica al dogmatismo y su influencia en el pensamiento moderno.
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¿Quién fué Sexto Empírico? Biografía
Sexto Empírico vivió durante el siglo II d.C., un período de relativa estabilidad en el Imperio Romano conocido como la Pax Romana. Aunque se desconoce su lugar de nacimiento, se cree que pudo haber vivido en Alejandría, Atenas o Roma, centros intelectuales de la época.
El nombre «Empírico» sugiere que Sexto era un médico empírico, es decir, que basaba su práctica en la observación y la experiencia más que en la teoría. Esta conexión con la medicina empírica influyó en su enfoque filosófico, que enfatizaba la observación y la suspensión del juicio.
Sexto Empírico es el principal representante del escepticismo pirrónico, una corriente filosófica fundada por Pirrón de Elis en el siglo IV a.C. El escepticismo pirrónico se caracteriza por su actitud de suspensión del juicio (epoché) y su búsqueda de la tranquilidad del alma (ataraxia) a través de la indiferencia hacia las opiniones y las apariencias.
Se desconoce la fecha y las circunstancias exactas de la muerte de Sexto Empírico. Sin embargo, su legado perdura a través de sus obras, que han sido estudiadas y admiradas por generaciones de filósofos y pensadores.
Pensamiento de Sexto Empírico
Su filosofía no solo ofrece una crítica profunda a las pretensiones del conocimiento dogmático, sino que también propone una forma de vida basada en la suspensión del juicio (epoché) y la búsqueda de la tranquilidad (ataraxia).
Sexto Empírico fue uno de los principales exponentes del escepticismo pirrónico, una corriente filosófica que rechaza la posibilidad de alcanzar certezas absolutas sobre la realidad. Según él, todos los sistemas filosóficos dogmáticos —ya sean racionalistas, empiristas o idealistas— se basan en afirmaciones que no pueden ser demostradas de manera definitiva. En consecuencia, la única actitud racional es la suspensión del juicio, es decir, abstenerse de afirmar o negar cualquier proposición de manera categórica.
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Para alcanzar esta suspensión del juicio, Sexto Empírico desarrolló una serie de estrategias conocidas como los tropos escépticos. Estos argumentos muestran cómo cualquier afirmación puede ser contrarrestada por otra igualmente válida, generando una equiparación de razones que impide llegar a una conclusión definitiva. Entre los más famosos se encuentran los diez tropos de Enesidemo, que incluyen la relatividad de la percepción, la diversidad cultural y las limitaciones de los sentidos.
Uno de los principales objetivos de Sexto Empírico fue desmontar las afirmaciones de los filósofos dogmáticos, quienes creían que el conocimiento absoluto era posible. En su obra Contra los matemáticos, critica tanto a los estoicos como a los epicúreos y aristotélicos, argumentando que sus sistemas filosóficos se basan en premisas indemostrables o en razonamientos circulares.
Su crítica también alcanza a la lógica, ya que considera que toda argumentación depende de supuestos que no pueden ser verificados de manera independiente. De este modo, ataca el principio de no contradicción y la noción de causa y efecto, mostrando que incluso las reglas más básicas del pensamiento son cuestionables.
Sexto Empírico sostiene que los sentidos nos engañan y que la razón no tiene una base firme sobre la cual establecer verdades inmutables. Por lo tanto, el conocimiento es siempre relativo y contingente, y cualquier intento de establecer principios absolutos conduce inevitablemente a contradicciones. A diferencia de los escépticos académicos, que afirmaban la imposibilidad del conocimiento, Sexto Empírico no llega a esa conclusión de manera dogmática. En lugar de sostener que el conocimiento es imposible, simplemente señala que no hay razones suficientes para aceptar ninguna verdad definitiva.
La suspensión del juicio no solo es un ejercicio intelectual, sino también un camino hacia la ataraxia, es decir, la tranquilidad del alma. Según Sexto Empírico, el sufrimiento humano proviene de la angustia generada por las creencias dogmáticas. Al creer que conocemos la verdad, nos preocupamos por mantenerla, defenderla y actuar en función de ella, lo que nos lleva a conflictos y decepciones. Cuando abandonamos la necesidad de afirmar o negar algo con certeza, dejamos de preocuparnos por la verdad última y alcanzamos un estado de serenidad. Esta postura recuerda en cierta medida a la ética epicúrea y estoica, en el sentido de que busca la tranquilidad como objetivo final de la filosofía. Sin embargo, mientras los epicúreos y los estoicos basaban su bienestar en principios filosóficos definidos, los escépticos pirrónicos lo hacen mediante la renuncia a cualquier afirmación categórica.
Uno de los aspectos más interesantes del pensamiento de Sexto Empírico es su visión del escepticismo aplicado a la vida diaria. A diferencia de lo que podría pensarse, no promovía una actitud de parálisis intelectual o inacción. En lugar de ello, proponía que los escépticos debían vivir de acuerdo con la costumbre, la experiencia y las necesidades prácticas, sin comprometerse con ninguna teoría filosófica o metafísica.
Es decir, aunque un escéptico no pueda afirmar con certeza que el fuego quema, seguirá evitando meter la mano en él por razones pragmáticas. Del mismo modo, puede participar en la sociedad, seguir las normas y actuar con sentido común, sin necesidad de justificar sus acciones mediante principios absolutos.
Aportes de Sexto Empírico
- Sistematización del Escepticismo Pirrónico: Sexto Empírico fue uno de los principales exponentes del escepticismo en la antigüedad. Su obra consolidó la tradición escéptica iniciada por Pirrón de Elis y ayudó a preservar su pensamiento.
- Époche (Suspensión del Juicio): Defendió la époche, es decir, la suspensión del juicio sobre cualquier afirmación, ya que consideraba que no hay criterios definitivos para establecer la verdad.
- Ataraxia (Tranquilidad del Alma): Enseñó que la suspensión del juicio conduce a la ataraxia, un estado de paz mental y ausencia de angustia, al evitar la preocupación por verdades absolutas o dogmas.
- Crítica a la Dogmática Filosófica: Cuestionó todas las escuelas filosóficas que afirmaban poseer conocimiento cierto, incluyendo el estoicismo, el epicureísmo y el aristotelismo, argumentando que sus doctrinas se basaban en supuestos injustificados.
- Escepticismo y Método Científico: Su enfoque crítico influyó en el desarrollo del método científico, ya que promovía la duda sistemática como una herramienta para evaluar el conocimiento sin aceptar verdades inmutables.
- Obras Claves: Sus escritos, especialmente Esbozos Pirrónicos y Contra los Matemáticos, son fundamentales para comprender el escepticismo antiguo y han influido en filósofos posteriores, como Montaigne y Descartes.