Thomas Hobbes: Bio, Pensamiento, libros y aportes

Thomas Hobbes
En este artículo

Thomas Hobbes, uno de los filósofos políticos más influyentes del siglo XVII, es conocido por su obra Leviatán, donde plantea que los seres humanos, en su estado natural, viven en constante conflicto. Para evitar el caos, argumenta, es necesario un gobierno fuerte que imponga el orden y la paz.

¿Quién fue Thomas Hobbes?

Thomas Hobbes (1588-1679) fue un filósofo inglés conocido principalmente por su obra en filosofía política, aunque también realizó contribuciones en otras áreas como la filosofía de la ciencia, la epistemología y la ética. Su pensamiento estuvo profundamente influenciado por el contexto histórico en el que vivió, marcado por las guerras civiles en Inglaterra y los conflictos políticos entre la monarquía y el Parlamento.

Hobbes nació en 1588 en Westport, un pequeño pueblo en Wiltshire, Inglaterra, durante un periodo de agitación política y social en Europa. Fue educado en Oxford, donde se formó en la tradición escolástica, pero pronto se alejó de ese enfoque y se inclinó hacia el estudio de las ciencias físicas y matemáticas, influenciado por figuras como Galileo Galilei y René Descartes.

La vida de Hobbes estuvo marcada por las tensiones políticas en Inglaterra, especialmente durante la Guerra Civil Inglesa (1642-1651), un conflicto que involucró a los realistas (que apoyaban al rey Carlos I) y a los parlamentarios (que defendían un gobierno sin monarquía). Esta guerra influyó profundamente en su pensamiento, ya que Hobbes creía que la anarquía y la guerra civil eran los peores de los males, y su filosofía política se centró en cómo evitar estos males.

La obra más influyente de Hobbes es «Leviatán» (1651), donde expone su visión sobre la naturaleza humana y la organización política. El título hace referencia a la figura bíblica del Leviatán, un monstruo marino, que Hobbes utiliza como metáfora para describir el poder absoluto del Estado.

  • Para Hobbes, los seres humanos son, por naturaleza, egoístas, competitivos y violentos. Sostiene que, en ausencia de una autoridad superior, la vida humana sería caótica y brutal, lo que él llama el «estado de naturaleza». En este estado, los individuos actuarían exclusivamente en su propio interés, lo que llevaría a una situación de constante conflicto y guerra de todos contra todos. En una de sus frases más célebres, describe la vida en este estado como “solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta” («solitary, poor, nasty, brutish, and short»).
  • Para evitar este caos, Hobbes argumenta que las personas racionales decidirían salir del estado de naturaleza y formar una sociedad organizada mediante un contrato social. Según este contrato, los individuos ceden sus derechos naturales a un soberano o a una autoridad central a cambio de seguridad y orden. Este soberano puede ser un monarca, una asamblea o cualquier forma de gobierno, pero debe tener poder absoluto para garantizar la paz y la estabilidad. De aquí surge su apoyo a la idea de un gobierno autoritario o absoluto, pues Hobbes creía que la única forma de mantener la paz era a través de una autoridad central fuerte que pudiera controlar los instintos egoístas de los seres humanos.
  • En «Leviatán», Hobbes argumenta que el Estado debe ser como un Leviatán, un poder casi omnipotente, que controle las pasiones y acciones de los individuos para mantener la paz. La analogía con el monstruo marino refleja la necesidad de una autoridad que infunda temor y respeto, ya que solo mediante una fuerza fuerte y unificada se puede evitar la disolución de la sociedad en el caos.

Hobbes creía que los conceptos de bien y mal no existen en el estado de naturaleza, sino que son construcciones sociales que emergen dentro del contexto de un contrato social. Según él, lo que es «bueno» es aquello que sirve al interés propio de un individuo en un contexto de paz y seguridad, y lo que es «malo» es aquello que lo pone en peligro. No es que Hobbes fuera amoral, sino que su visión de la moralidad estaba profundamente ligada a la preservación de la vida y la paz social.

Además de su filosofía política, Hobbes fue uno de los primeros defensores del materialismo filosófico. Creía que todo lo que existe es material y que incluso el pensamiento humano puede explicarse en términos de movimientos físicos en el cerebro. Esta visión mecanicista de la naturaleza y de los seres humanos fue muy innovadora para su época y sentó las bases para futuros desarrollos en la ciencia y la filosofía.

El pensamiento de Hobbes ha tenido una influencia duradera en la filosofía política moderna. Su noción del contrato social influyó en filósofos posteriores como John Locke y Jean-Jacques Rousseau, aunque estos pensadores discreparon en muchos aspectos con la visión autoritaria de Hobbes. Mientras que Locke y Rousseau creían en derechos naturales inalienables que limitaban el poder del gobierno, Hobbes sostenía que el soberano tenía derechos absolutos una vez que se formaba el contrato social.

En la actualidad, las ideas de Hobbes son fundamentales para entender el debate sobre el poder del Estado y los derechos individuales. En tiempos de crisis, las preguntas sobre cuánto poder se debe conceder a los gobiernos y cómo equilibrar la seguridad y la libertad son temas centrales que derivan del legado hobbesiano.

A lo largo de los siglos, la obra de Hobbes ha sido criticada por varios pensadores. Muchos han cuestionado su visión pesimista de la naturaleza humana, considerándola excesivamente determinista y carente de una visión más matizada sobre las capacidades cooperativas y altruistas de las personas. Otros critican su defensa del absolutismo, que puede justificar gobiernos tiránicos en nombre de la seguridad.

Sin embargo, a pesar de estas críticas, Hobbes sigue siendo una figura clave en la historia del pensamiento político y su obra continúa siendo objeto de estudio y debate en campos como la filosofía, la ciencia política y el derecho.

Thomas Hobbes es recordado como uno de los pioneros de la filosofía política moderna. Su visión del contrato social y la naturaleza humana ofrece una perspectiva realista y, para algunos, cínica de la sociedad. Aunque su defensa del poder absoluto ha sido discutida, su análisis del estado de naturaleza y la necesidad de un orden político sigue siendo relevante para los debates contemporáneos sobre la naturaleza del poder, la autoridad y la libertad.

Pensamiento de Thomas Hobbes

El pensamiento filosófico de Thomas Hobbes (1588-1679), uno de los filósofos más influyentes de la tradición moderna, se centra en cuestiones de política, ética y la naturaleza humana. Sus ideas más influyentes están plasmadas en su obra «Leviatán» (1651), donde ofrece una concepción sistemática de la naturaleza humana y del origen y justificación del poder político. Su filosofía puede resumirse en torno a tres pilares fundamentales: su visión pesimista de la naturaleza humana, el contrato social y la soberanía absoluta.

1. Naturaleza humana y el estado de naturaleza

Hobbes parte de una concepción muy pesimista de la naturaleza humana. En su opinión, el ser humano es inherentemente egoísta, movido principalmente por el interés propio, y busca siempre su propia supervivencia y bienestar. Esta naturaleza competitiva e impulsiva lleva a que los individuos, si se les deja sin restricciones, entren en un conflicto constante entre sí. Hobbes lo describe con su famosa frase en latín: «homo homini lupus», que significa «el hombre es un lobo para el hombre».

Según Hobbes, el «estado de naturaleza» es la situación en la que los seres humanos vivirían si no existiera ninguna autoridad política o civil. En este estado, no hay leyes, ni gobierno, ni instituciones que regulen el comportamiento humano. Como resultado, las personas vivirían en una situación de guerra constante, donde la vida sería «solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta». Esto refleja la convicción de Hobbes de que, sin una autoridad central fuerte, la humanidad estaría atrapada en un ciclo interminable de violencia y desconfianza.

Este estado de naturaleza está marcado por lo que Hobbes llama el «derecho de naturaleza», que es el derecho de cada individuo a hacer todo lo necesario para preservar su propia vida. Este derecho, en ausencia de autoridad, lleva a una situación de caos, ya que todos están en competencia con todos por recursos y seguridad.

2. El contrato social

Para escapar del estado de naturaleza, Hobbes propone la idea de un contrato social. En este acuerdo hipotético, los individuos deciden renunciar a su derecho natural a hacer lo que quieran para sobrevivir, y a cambio, aceptan someterse a un gobierno o autoridad que pueda garantizar su seguridad y bienestar. Este contrato social no es explícito ni formal; en lugar de eso, es una construcción teórica que Hobbes utiliza para justificar la existencia de la autoridad política.

El contrato social es, en esencia, un acuerdo entre los individuos para formar una comunidad política donde se cede parte de la libertad individual a un soberano a cambio de la protección de la vida, la propiedad y la paz. Hobbes argumenta que solo una autoridad central fuerte, dotada de un poder prácticamente ilimitado, puede evitar el caos y la violencia del estado de naturaleza. Esto lleva a su famosa idea del «Leviatán», una metáfora del Estado como una entidad poderosa que representa la unión de todos los individuos bajo una soberanía común.

3. Soberanía absoluta

Hobbes defiende la necesidad de una soberanía absoluta para mantener el orden social. El soberano, que puede ser un monarca, una asamblea o cualquier forma de gobierno que los individuos decidan instituir, debe tener un poder incuestionable para dictar leyes, impartir justicia y garantizar la seguridad de sus súbditos. La soberanía debe ser absoluta porque cualquier limitación en su poder podría llevar a la disolución del orden y al regreso al estado de naturaleza.

Hobbes rechaza las nociones de derecho natural o derechos inalienables como los defendidos por filósofos posteriores como Locke o Rousseau. Para Hobbes, la única forma de garantizar la paz y la seguridad es mediante un gobierno con poder total, ya que, de lo contrario, el riesgo de guerra civil o de desorden es demasiado alto. La libertad individual, para Hobbes, solo puede existir dentro de los límites que establece la ley impuesta por el soberano.

4. La ley y la moralidad

En la visión hobbesiana, la ley no es algo derivado de principios morales superiores o de la razón divina, sino que es un producto de la voluntad del soberano. Lo que es «bueno» o «malo» en términos políticos depende de lo que el soberano decida, ya que su principal objetivo es mantener la paz y evitar la violencia. La moralidad, en este sentido, es relativa al contrato social y está subordinada a las leyes establecidas por el soberano.

En el estado de naturaleza, no hay distinción entre lo justo y lo injusto, lo correcto o lo incorrecto, porque no existen leyes ni normas comunes. La justicia, para Hobbes, solo surge con la creación del contrato social y la instauración de un soberano que dicte las reglas de convivencia.

5. Razonamiento científico y empirismo

Hobbes también fue uno de los primeros filósofos en aplicar un enfoque científico y empírico a la política. Influenciado por el auge de la ciencia en su época y en particular por el método de Galileo Galilei, Hobbes intentó desarrollar una teoría política basada en principios claros y deducciones lógicas, más que en apelaciones a la religión o a las antiguas tradiciones.

Su materialismo filosófico es otro aspecto importante de su pensamiento: Hobbes creía que todo lo que existe, incluyendo los pensamientos y emociones humanos, puede explicarse en términos físicos o mecánicos. Para él, el universo es una máquina, y los seres humanos son parte de esta maquinaria.

El pensamiento de Hobbes, aunque revolucionario y profundamente influyente, también fue objeto de críticas. Su defensa de la soberanía absoluta fue considerada por muchos como una justificación del despotismo, y su visión pesimista de la naturaleza humana fue contestada por otros filósofos, como John Locke o Jean-Jacques Rousseau, quienes desarrollaron teorías del contrato social más optimistas y defensoras de la libertad y los derechos individuales.

Sin embargo, la contribución de Hobbes a la filosofía política es innegable. Su insistencia en la importancia de un gobierno fuerte y su análisis sobre los peligros del estado de naturaleza han tenido un impacto duradero en la teoría política moderna. Su enfoque sobre el orden y la seguridad como fundamentos de la vida política sigue siendo relevante en discusiones contemporáneas sobre el papel del Estado y los límites de la libertad individual frente a la estabilidad social.

Aportes de Thomas Hobbes

  • Teoría del contrato social: Hobbes desarrolló la idea de que los individuos acuerdan ceder parte de su libertad a un soberano a cambio de seguridad y orden.
  • Visión del estado de naturaleza: Según Hobbes, en el estado de naturaleza, los seres humanos viven en una condición de «guerra de todos contra todos» (bellum omnium contra omnes).
  • Materialismo filosófico: Hobbes sostenía que todo en el mundo, incluidos los pensamientos y emociones humanas, podía explicarse en términos materiales y físicos.
  • Justificación del poder absoluto: Defendió la necesidad de un gobierno fuerte y centralizado (un Leviatán) para evitar el caos y mantener la paz.
  • Determinismo psicológico: Creía que las acciones humanas están determinadas por el deseo de evitar el dolor y buscar el placer.
  • Aportaciones a la teoría política: Fue uno de los primeros en proponer una teoría política basada en la ciencia y la observación de la conducta humana.
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